viernes, 23 de noviembre de 2012

CAPÍTULO XXXV: Volver.

XXXV
VOLVER.

         Yo adivino el parpadeo
de las luces que a lo lejos
van marcando mi retorno…

...bajo el burlón mirar de las estrellas
que con indiferencia hoy me ven volver…

            Me faltaba un último destino al que volver antes de incorporarme al trabajo. Tierra natal apenas visitada en los últimos meses, galana cortejada por dos novios “prendaos” de su talle. Olor a sal, brisa marinera, puerto en luna con su “vestío bordao” de espuma.

            Sé que las cosas duelen cuando no se tienen.
            Sé que mi corazón deja de sentir cuando tú no estás.

            Reencuentro con los amigos de siempre y con la familia, apoyos incondicionales. Pero antes parada previa en la ciudad que enamora al cielo para vestirlo de azul, oliendo a azahar, con duende, morenita y gitana. Para ver a otra amiga, para seguir insuflando algo del ánimo perdido. Natasha y su serenidad. Persona estable y con los pies en el suelo. Modelo de actitud ante la vida. Constancia y seguridad en una mujer fuerte, honesta, cariñosa y segura de sí misma que, como siempre, estaba dispuesta a escucharme y a prestarme su hombro para llorar. Mi huequito siempre reservado en su corazón. Y en su apretada agenda.
Mirada limpia y palabras consejeras, de una grandeza tan humana que era capaz de mantener una estrecha relación de sincera amistad con un ex que le había hecho tanto daño como Juanjo a mí. Reto inalcanzable para mucha gente pero desafío que yo también quería conseguir. Testimonio y ejemplo.
            -Tienes que seguir con tu vida, Dani. Aunque ahora sientas que no vas a poder, podrás –me decía mientras daba un sorbo a su chato de cerveza.
            Me estaban sabiendo a gloria la carne en salsa, el calabacín relleno con pasas y piñones y el queso de cabra con mermelada de frambuesa que aderezaban la conversación. Bendito tapeo. Bocados de placer. Comida caliente, bien presentada y en buena compañía para abrir el apetito de un estómago que se desanudaba por una noche. Cuánto echaba de menos estos momentos, añorados tanto en Barcelona como en La Mancha. Cuánta necesidad de volver.

            Volver,
con la frente marchita,
las nieves del tiempo…

            Pero el viajero que huye
tarde o temprano detiene su andar…

            Otra noche que se alargó hasta la madrugada. Otro amanecer trasnochado. Natasha iría a trabajar sin apenas haber dormido y yo seguiría restando horas de sueño a un cuerpo que iba resintiendo el cansancio acumulado. En apenas hora y media de coche por fin estaría de vuelta. De vuelta de todo, de vuelta de nada, de vuelta y vuelta.

            …déjame a mi aire,
tú no me esperes levantao.
Quiero cantarle a sus calles,
la playa, el sol y la mar…

            Recibimiento con los brazos abiertos. Mi familia que aún no sabía nada y dos amigos más dispuestos a compartir lágrimas, confesiones y abrazos entre cervezas y copas. Unos recién estrenados empresarios, Nuria y Loren, embarcados en un proyecto que encaminaba la trayectoria profesional de la primera y reorientaba la carrera del segundo; en una valiente iniciativa contra la crisis que les hacía rebosar energía y vitalidad frente al agotamiento físico y mental de los que yo hacía gala. Fieles seguidores además de mi blog, gracias al que –decían– habían conseguido seguirme la pista desde mi desaparición social ya que ese año no había dado señales de vida ni en navidades, que las pasé acompañando a Juanjo en sus guardias.
            Amigos en toda la magnitud de la palabra. A pesar de la distancia y el desplante, que me esperaban para mostrarme su apoyo y arropo en mi delicado momento. Llamando a la puerta de un bar clandestino que siempre estaba abierto, fuera la hora que fuera y el día que fuera. Y es que otra vez nos dieron las tantas.
            -Las mariposas se van. Se sustituyen por otras cosas, por un mimo al llegar a casa después de un día duro, por la seguridad de la incondicionalidad, por la compañía, el cariño… –Loren siempre se explicaba como un libro abierto. Me dio toda la razón al contarles que no me había terminado de valer la explicación de Juanjo cuando me dejó.
            Nuria también hacía balance con sus propias experiencias y concluía en que una relación de pareja exige una lucha continua, que las relaciones que perduran durante años han pasado seguro, más o menos veces, en unos u otros momentos, por situaciones difíciles de dudas y conflictos.
            Les conté todo, hasta lo del trío con Brian. Me desahogué tanto como comprendido y escuchado me sentí. Con la tranquilidad de poder hablar abiertamente, sin tapujos, sin tener que aparentar nada, que solo se tiene con la gente de confianza.
            Aunque no quería que la noche acabara nunca, el alba llegó para recordarnos que la magia terminaba. De vuelta a casa de mi madre fui pensando en todo lo que habíamos hablado, en la mucha gente en que podía apoyarme. Incluso en que aquello podía ser una oportunidad para redescubrir y revalorizar cosas y personas que, en cierto modo, había dejado de lado. Personas como Nuria y Loren, lejos de distanciadas, cercanas y presentes. Había pecado de no cuidar ni amistades ni familia en los últimos meses, y eso no era culpa de Juanjo sino mía, solo mía. Y a pesar de eso, tenía la gran suerte de seguir teniéndolos ahí. Bueno, allí. En dos días tenía que volver a Daraquiel, y los necesitaba a mi lado más que nunca. A Anna, a Jenny, a Natasha, Nuria, Loren, a mi madre, mis hermanos… El retorno se me presentaba como una empicada cuesta arriba. Por primera vez en mi vida sentí que solo no podría.
            Pensé que caería rendido pero en vez de eso, seguí dándole vueltas a la cabeza cuando me acosté. Por eso se me ocurrió ir a la cocina y rebuscar entre la medicación de mi hermano algún somnífero de esos que le hacían dormir como un ceporro. Necesitaba descansar como fuera y era el último recurso que se me ocurría. Encontré montones de cajas de pastillas almacenadas en un estuche con doble cremallera. Toda clase de psicofármacos con complicados prospectos alusivos a un sinnúmero de efectos secundarios e indicados para varios tipos de trastornos mentales. Tranquilizante-ansiolítico indicado para el tratamiento a corto plazo de todos los estados de ansiedad y tensión, además de trastornos del sueño producidos por sobrecarga, fatiga, sobreexcitación o preocupaciones. Justo lo que buscaba.
Cogí un par de ellas y me las tomé con un trago de agua.

…Que tuve que marcharme
dejando el alma en un lugar
donde ya no vive nadie…     





No hay comentarios:

Publicar un comentario