domingo, 29 de abril de 2012

CAPÍTULO XXIII: Bed and breakfast.

XXIII
BED AND BREAKFAST

            Barcelona, 9 de febrero 2012.
¡Hola Amira!

¿Qué tal todo por la biblio? ¿Y con María José?
Esta tarde he estado viendo el video* que me mandaste, un par de veces además, y al final he terminado llorando a moco tendido… Ya me imaginaba que sería algo de la profesión de bibliotecario cuando leí el asunto del email y, bueno, tengo que decirte que no debes preocuparte, que “no me olvido de dónde vengo”, como tú dices. Me acuerdo mucho de todo aquello, de ti y de todos los demás. A veces hasta he tenido la sensación de estar echando de menos a la jefa…
No digo que aquí no esté bien, pero es distinto. No sé, aún no termino de encontrar mi sitio. Paso mucho tiempo sólo porque Juanjo, entre las guardias y las horas de más que le ponen, apenas está en el piso. Y encima, últimamente, los pocos ratos que pasamos juntos terminamos discutiendo.
Las dos primeras semanas no lo noté tanto porque estaba volcado en la búsqueda de trabajo, estudiando los exámenes y en el ensayo clínico este que te dije en el que estoy haciendo de “conejillo de Indias”; y más o menos apaciguaba esa soledad. Pero hoy no he tenido un buen día, y siento que me vengo un poco abajo.
Llevo varias mañanas saliendo a la calle con un fajo de currículums debajo del brazo para ir entregándolos “en mano” a ver si así hacen más efecto que los que estoy mandando por internet, pero en todos los sitios (bares, cafeterías, librerías, salas de cine y teatro, supermercados…) me encuentro la misma mirada de pena o el mismo comentario desolador. “Ahora mismo no buscamos a nadie”. Sé que no es el momento idóneo para buscar trabajo, y también sé que, al fin y al cabo, no llevo tanto tiempo y que no puedo esperar encontrar algo tan rápido. Pero, ya te digo, cuando he llegado al piso, me ha entrado el agobio de que no voy a encontrar nada y de que no voy a poder quedarme aquí. Aunque si te digo la verdad, de repente y por un momento, la idea de tener que volver a Daraquiel no me ha parecido tan horrible.
Pero luego lo he pensado y me he dado cuenta de que es normal. Ha sido un cambio muy grande en poco tiempo, y ahora mismo siento que en Barcelona Juanjo ya tiene su sitio, y el mío aún está en Daraquiel, de alguna manera, aunque estuviera deseando irme y venirme cuanto antes para acá. Y eso me descoloca, y me hace sentir fuera de lugar. Es como si se hubieran cambiado los papeles entre nosotros, cuando yo saqué mi plaza en la biblioteca y él se vino conmigo. Ahora entiendo perfectamente lo sólo que debió sentirse por entonces. Yo no le dediqué la atención suficiente, como ahora siento que él no me la dedica a mí, porque estaba tan entusiasmado con mi nuevo trabajo que no supe ponerme en su lugar. Pero precisamente pienso que eso es lo bonito del “sacrificio” de la pareja. Hoy por ti, mañana por mí y cuando vuelva a hacer falta, otra vez por el otro; hasta que llegue el maravilloso momento de coincidir. Lo malo es que ahora tampoco estamos en nuestro mejor momento.
La mierda del dinero. Bueno, y que hemos tenido muy mala suerte. Es una historia un poco larga pero, resumiendo, te diré que toda la inversión que hicimos en los muebles del piso se ha ido a la mierda. Nos los han robado, y hemos estado unos días con el piso tan vacío como las cuentas corrientes. Aunque me costó convencerle, al final apañamos algún mueble viejo que recogimos de la calle al menos para poder pasar los primeros días. Y luego decidimos pedir un préstamo al banco porque hemos pensado alquilar una de las habitaciones para sacar algo de dinero extra, y para eso teníamos que volver a comprar muebles. Porque el Ayuntamiento sigue sin pagar, ¿verdad?
Nos hemos anunciado en internet rollo “Bed and breakfast” y la verdad es que la cosa está funcionando mejor de lo que esperábamos. Al día siguiente de publicar el anuncio ya nos llamó un chico italiano interesado. Yo me encargo de prepararle el desayuno, y de estar en el piso a las horas que dice que vendrá a ducharse o a dormir porque no nos atrevemos a darle unas llaves, no por nada, sino porque más vale prevenir que curar y porque ya hemos tenido una mala experiencia a cuenta de eso.
El chico es muy majo pero dice que sólo va a estar un par de días más porque ya termina el curso que ha venido a hacer a Barcelona. Ahora se plantea un problema… Pero no sé muy bien cómo contártelo…
A ver, es algo que siempre nos ha traído problemas a Juanjo y a mí; y digo que no sé cómo contártelo para que lo entiendas porque tú eres totalmente ajena a ese mundo.
Bueno, el caso es que nosotros dos nos conocimos en un chat para gays, en internet. Tú publicas tu “perfil”, pones alguna foto tuya, te describes brevemente y si quieres dices un poco qué es lo que buscas, y ya la gente te empieza a hablar o tú les empiezas a hablar a ellos. Hasta ahí todo bien, nos conocimos, nos gustamos, y el resto ya lo sabes. El caso es que Juanjo, después de haber empezado conmigo (ya de una manera más “formal” quiero decir) seguía usando esos chats y hablando con otros. Cosa que yo dejé de hacer, instintivamente, por la sencilla razón de que sentía que ya no lo necesitaba porque estaba bien con él. Es algo que a mí, en el fondo, siempre me ha molestado, pero que lo hemos hablado y más o menos entendí su postura. Además que tampoco me gustaba reconocerlo porque me hacía sentir como un celoso compulsivo, y yo prefiero pensar que soy más “abierto de mente”. Que él no busca más que conocer gente nueva para abrir nuestro círculo de amistades, y que siempre va con la verdad por delante, diciendo que tiene pareja y que lo único que busca es una amistad. Algunas veces incluso hemos quedado los dos con alguno de ellos, y es verdad que hemos terminado haciendo buenas migas.
Pero bueno, primero que yo, como usuario que he sido también de ese tipo de chats, sé lo que se cuece por ahí, y sé que igual que hay mucha gente que merece la pena, también la hay que no. Y sobre todo que a muchos tíos les da igual que tengas novio o no, o más aún, eso puede darles más morbo. Que vale, que ahí estaría Juanjo para pararles los pies en caso necesario, como me dice siempre también. Y nuestra pelea de siempre es que yo creo que es normal que me siente mal que él chatee, porque me hace tener dudas de qué es lo que le mueve a hacerlo (que conmigo le falta algo, que tiene algún deseo oculto…) y para él que yo piense esas cosas es un signo de desconfianza... Espero que no te escandalices con esto que te estoy contando.
Y, mira, que todos podemos tener un momento de debilidad y caer “en la tentación”. Es humano. Y en la vida cotidiana, en la calle, también te puede pasar. Pero el hecho de que tú (Juanjo, en este caso) además “aumentes las posibilidades” de que aparezca ésa tentación, pues eso es lo que me jode y lo que, en cierto modo, me hace desconfiar o me da miedo.
Además, que más de una vez he sentido que no quería que yo leyera lo que hablaba en esos chats y me ha reconocido que es porque alguna de las cosas que se dicen no me sentarían bien. En todo caso, como te decía, no es un sentimiento del que me sienta orgulloso, y yo siempre le he respetado esa intimidad y nunca he leído sus conversaciones. Hasta hace un tiempo. Y ahí ha sido cuando hemos tenido la gran pelea.
Una noche, le llegó un wathsapp al móvil, a las tres de la madrugada, y qué quieres que te diga, él estaba dormido, y yo no pude contenerme y se lo terminé leyendo. En su momento no le dije nada, pero al final se lo solté de mala manera hace unos días.
Después de la pelotera, nos sentamos a hablar, y yo tuve que reconocer que en aquel mensaje no se decía nada comprometedor ni por lo que yo pudiera enfadarme y él me aceptó que es verdad que era un tío con el que últimamente estaba hablando mucho, quizá “más de lo normal”. El caso es que me insistió en que era sólo un amigo y que también quería mantener el contacto con él pensando precisamente en mí, porque se mueve mucho en el ambiente nocturno de Barcelona y tiene muchos contactos, y era posible que pudiera conseguirme algún trabajo, aunque fuera de camarero algún día suelto.
Aclarado eso, la cosa más o menos bien. El nuevo problema surge ahora que se nos va el chico italiano al que le estamos alquilando la habitación, y Juanjo me ha dicho que su amigo Brian Tedder (el del wathsapp) tiene que dejar el piso en el que estaba y que qué me parecería que le dijéramos que se viniera al nuestro.
¿Qué te parece la cosa? Yo ahora mismo estoy hecho un lío, y le he dicho que me deje pensarlo. Aunque creo que al final le voy a decir que sí, que se venga, que no hay problema, a ver por dónde sale la cosa. En todo caso, se supone que va a ser algo temporal, mientras encuentra otro piso; y si nos llamara alguien más interesado en el “Bed and breakfast” que vaya a quedarse más tiempo, pues Brian se iría y entraría la otra persona, porque económicamente nos interesa más, además que ya te digo que estamos a dos velas y ahora encima teniendo que devolver al banco todos los meses la mierda de préstamo.
En fin que poco a poco, espero ir encontrando “mi sitio” aquí, superar la mentalidad de la España profunda de La Mancha (es broma, no te enfades) y abrir mi mente lo suficiente como para entender este tipo de cosas que te digo. Y, por supuesto, encontrar un trabajo, que también me hace falta para ocupar mi tiempo y no darle tantas vueltas a todo.
Por lo demás, con Dante todo el día, deseando terminar ya lo del ensayo clínico, paseando por Barcelona cuando puedo, descubriendo sus rincones… Mañana también quiero ir a preguntar lo de los cursos de catalán porque estoy escribiendo un blog para una práctica de una de las asignaturas de la Universidad y me he propuesto hacerlo en catalán para ir cogiendo práctica.
¿Y tú? ¿qué me cuentas? Con Álvaro, ¿qué tal? ¿vais a venir a visitarnos alguna vez? ¿Y MariCruces, cómo está?
Bueno, espero que cuando puedas y tengas un huequito, me escribas y me cuentes qué tal va todo. Yo me voy a ir yendo ya a la cama (sólo otra vez, Juanjo está hoy de guardia también), porque también lo que me está pasando es que tengo los horarios descuadrados, algunos días me acuesto súper tarde y luego me levanto muy temprano y por la tarde me echo unas siestas larguísimas… Y quiero ir recuperando ya un horario de “persona decente”. Además, que lo que te decía, tengo ganas de que amanezca un nuevo día, y ver de nuevo las cosas con la luz del sol, que seguro que ya no las veo tan chungas…

¡Un besote fuerte y otro para todos los de allí, y en especial para MariCruces!

Dani.
         
                                                 *The Fantastic Flying Books of Mr. Morris Lessmore